Siempre dispuestos

“Conoce a tu enemigo y conócete a tí mismo, y saldrás triunfador en mil batallas” Sun Tzu. El arte de la guerra.

lunes, 24 de febrero de 2014

Concurso


Querido soldado:

No sé cuál es tu nombre. No sé tu edad. No sé dónde vives. No sé nada de ti. Pero lo que sí sé es tu misión: proteger a este país hasta tu último aliento.
De pequeña solía pensar que los soldados que aparecían desfilando en la televisión eran como los héroes de mis libros. Valientes hombres y mujeres que luchaban protegiendo al mundo de los malos.
Conforme pasaban los años, esa imagen de héroes que se había formado en mi cabeza no cambio. Al contrario, se hizo más fuerte observando las labores que se hacían en todo el mundo. Un soldado se rige por la fuerza de su voluntad para enfrentarse a cualquier peligro que se ponga delante de él, pues la grandeza de un hombre no se mide por el dinero que posee, sino por la humildad que hay en su corazón.

A la vez que esa imagen se creaba en mi mente, me empecé a dar cuenta de que la gente os criticaba. Criticaba al ejército. Decían que era un gasto inútil. Pero, ¿qué habría sido del mundo si no hubiese existido? El ejército es tan necesario como un médico, un profesor o un constructor. Cada uno posee su labor, y sin embargo se menosprecia a esas personas que darían su vida a cambio de la nuestra por proteger a un país que no les acepta.
Jamás podría llegar a entenderte. No lograría entender qué hizo que quisieras a listarte, y que tus probabilidades de morir aumentaran en un doscientos por cien. Yo no podría viajar a miles de kilómetros de mi hogar. Porque eso es de lo más duro a lo que resiste un soldado ¿verdad? Anteponer su país a su familia. Pero en el fondo es lo mismo. Lucha por un país libre en el que sus hijos puedan vivir en paz. A veces hay que sacrificarse para que los grandes deseos se cumplan. Coger un avión y que en menos de cinco horas estés en un lugar tan diferente a tu casa. Alejarte de esa seguridad, para llegar a un lugar en el que la tierra está pintada de sangre inocente, y observar cómo tus amigos caen a tu alrededor. Y así día tras día. Y cuando cae la noche, sufrir ese insomnio provocado por el estallido de las bombas que resuenan en tu cabeza sin dejarte dormir. Esas imágenes devastadoras que tiñen tu mente de rojo en sueños. ¿Acaso vale la pena? Se preguntarán la mayoría. La respuesta es sí. Sí porque aún tienen que quedar esos hombres y mujeres con corazones nobles que luchen por un país libre, por una constitución, por que se cumplan unos derechos que todos poseemos desde el primer día en que nacimos. Porque aunque solo quede una persona dispuesta a luchar por eso, seguirá habiendo esperanza.
Así que gracias. Gracias por hacer que el país donde queremos vivir esté protegido de aquellos que quieran implantar su régimen a la fuerza. Gracias por luchar por nuestros derechos. Gracias a todos esos soldados caídos que dieron su vida para que sigamos aquí. Gracias por hacer que cada día pueda salir de mi casa y no tener miedo. Gracias por estar ahí.

Firmado

Una española más

CENTRO DOCENTE: I.E.S Liceo Caracense-249
PROVINCIA: GUADALAJARA
ALUMNA: Cristina Escarpa de la Torre

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